El tiempo se detiene para ser contemplado una y otra vez. Un chorro de agua se congela entre las nubes. Impreso sobre gruesos hilos de algodón cortados a mano, tonos y matices que recuerdan los diferentes estados del agua. Antes de desvanecerse, una línea negra corta la simetría de los hilos para crear una atmósfera relajada y de armonía dentro del espacio, reflejando la calidez y claridad minimalista de la pieza.