El laberinto es una metáfora de los viajes de la vida, que invita a reflexionar sobre las decisiones que tomamos y los caminos que seguimos. Los colores vivos y los detalles minuciosos atraen la mirada y animan al espectador a sumergirse en la imagen, como si estuviera en la entrada, listo para embarcarse en su propia aventura.
Cada camino cuenta una historia de elección y dirección, mientras las sombras juegan a lo largo de las paredes, añadiendo profundidad y textura.