HOMBRES DE CARBÓN

Van llegando. Son muchos. Todos quieren entrar. Algunos lo logran, otros no. Pequeños hombres que tratan de escalar al lienzo, cada uno pintado a mano, dentro y fuera del cuadro. Todos se dirigen al mismo lugar imantados por una lluvia de pequeños trozos de carbón que caen de lo alto de la pieza. Anonadados, ellos contemplan esta ráfaga ¿de meteoritos? ¿planetas? ¿astros?…
Lo de menos es nombrarlos, los minúsculos carbones no necesitan nombre, son ya una constelación poderosa y van atrayendo a nuestros hombrecitos poco a poco, los invitan a ser parte de un mundo en el que nosotros, los espectadores, encontramos la satisfacción con sólo mirarlos.

Lissette Sutton